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EN ARGENTINA .. MUJERES BOLIVIANAS .. BUSCAN PROYECTO MIRATORIO FAMILIAR.


Detrás de un proyecto migratorio familiar
Un estudio muestra que uno de los mayores problemas de las mujeres bolivianas en Argentina es la falta de reconocimiento por el trabajo que realizan.
 

Una de las características más sobresalientes de los procesos migratorios actuales es la participación de la mujer en una diversidad de flujos y tendencias migratorias y, en relación a la migración boliviana hacia Argentina, pese al crecimiento en los últimos tiempos de mujeres que se movilizan solas, la gran mayoría continúa migrando en contextos familiares o por reunificación familiar, lo que no implica que simplemente sigan a sus maridos o que se desplacen en calidad de dependientes, su papel dentro del proceso es mucho más complejo, en la medida en que la migración forma parte de un proyecto familiar.

Según el estudio Migración de mujeres bolivianas hacia Argentina: cambios y continuidades en las relaciones de género, dirigido por María José Magliano, uno de los mayores problemas que padecen las mujeres bolivianas en Argentina, aunque también otras mujeres que proceden desde otros países de la región como Perú y Paraguay, es la falta de reconocimiento por el trabajo que realizan, especialmente debido a que se ubican casi con exclusividad en el mercado de trabajo informal.  Esas condiciones de trabajo, determinan una una mayor precariedad y vulnerabilidad debido a la propensión a la explotación que sufren, profundizando la desigualdad salarial, de derechos y condiciones entre mujeres y hombres, y entre las propias mujeres.

Este escenario se profundiza, según el estudio,  debido a que el desempeño laboral en espacios tipificados como “femeninos” refuerza los rasgos de domesticidad y subordinación, y los estereotipos culturales que contribuyen a la desvalorización. En Argentina estos estereotipos se potenciaron debido a que históricamente desde el Estado nacional se definió como “no deseable” a este flujo migratorio, en contraposición a las corrientes de ultramar que fueron concebidas como factor de desarrollo y progreso.
En este contexto, ser boliviano en la Argentina no implica solamente la necesidad de reconstruir un espacio de familiaridad y condiciones de reproducción adecuadas sino la de enfrentarse, a un orden social y un sistema de relaciones que los discrimina en todos los sentidos.

Destaca que pese a que las mujeres bolivianas siempre integraron los flujos migratorios internacionales, incrementándose su número de manera considerable en las últimas décadas, los estudios tradicionales no tomaron en cuenta el rol que desempeñaron en este proceso. La migración de varones era considerada autónoma mientras que la de mujeres era definida como un patrón asociativo: migraban en tanto hijas o cónyuges de un migrante masculino. En esta clasificación, el sexo es una variable decisiva por su influencia en la división del trabajo y en el proceso decisorio familiar en la sociedad de origen.
Sin embargo, los estudios más recientes sobre las migraciones internacionales han demostrado que las mujeres migrantes han jugado una función clave en este proceso, no sólo aquellas que emigraron sino también las que permanecieron en sus comunidades de origen mientras sus maridos o familiares se movilizaban al exterior, adquiriendo nuevas responsabilidades familiares y sociales.

Los estudios muestran que la mayor parte de las mujeres bolivianas desarrollan actividades que generan ingresos para el mantenimiento cotidiano de sus familias desde edades muy tempranas, especialmente en actividades domésticas y agrícolas tanto en las zonas rurales como urbanas. En esta misma línea, entre las familias campesinas, hombres y mujeres de toda edad participan en uno u otro momento de su vida en labores agropecuarias, adquiriendo la mujer un valor económico significativo desde muy temprana edad.

La importancia de la participación de la mujer boliviana en actividades tanto laborales como familiares se traslada a la comunidad de destino y los testimonios de los migrantes, tanto hombres como mujeres, dan cuenta del rol que desempeñan las mujeres en el ámbito familiar y económico.

El hombre boliviano es machista, cuando la mujer toma sus obligaciones de madre, de esposa, de pareja, al hombre le gusta que esté ahí, pero cuando la mujer tiene que defender lo que es de ella sale a defenderlo con todo. La mujer cuando sale del país y emigra hacia otros lugares, se pone a la par de su hombre, trabajando con él, haciendo no sólo los quehaceres de la casa, sino trabajando a la par del marido en la agricultura, en la fabricación de ladrillos, en la venta ambulante, y si, por ejemplo, tiene que ayudar a levantar una construcción, ella lo hace junto con él. Desde este aspecto tenemos mucho carácter para salir adelante (…) Las mujeres también nos ponemos al frente de nuestras familias, la alimentación de nuestros hijos, todos los pasos que tienen que tener nutricionalmente, su educación. (Emma, casada con dos hijos, todos ellos bolivianos, vino desde Cochabamba, trabaja en una verdulería y su marido en la construcción, emigró en 1989 y tiene 55 años)

Si bien en última instancia las decisiones las toma el marido, la mujer boliviana no cumple un rol pasivo. Si uno va al campo, la mujer está tirando las semillas o está viendo los surcos de la tierra mientras el esposo está en otro sector trabajando, ella está continuamente aportando a lo que es la economía del hogar y a los chicos también los tiene encima. Y esa manera de cargar a los chicos encima y ellas siguen trabajando. (Roberto, casado con una hija, todos bolivianos, vino desde La Paz en 1955, jubilado)

Pese a la relevancia del papel de la mujer boliviana en diversos ámbitos, esto no significa  la ausencia de relaciones asimétricas de género en los ámbitos familiares y sociales. El testimonio de Malena así lo manifiesta:

Las mujeres de mi país llevamos prácticamente el hogar, hacemos aportes con nuestro trabajo a la economía para prosperar en el hogar, hacemos aportes en la educación de los hijos y a la vez somos esposas, como te digo manejamos el hogar, esperamos a los maridos con la comida, llevamos el hogar en pleno y también aportamos a la economía del hogar. Todas las mujeres bolivianas trabajan, la mayoría si, algunas de mis compatriotas están en el mercado, otras de mis compatriotas ponen un puestito en su casa y bueno tratan de ayudar a su economía. Creo que es genético en nosotras ayudar a la economía del hogar y encargarse de la educación de los hijos (…) No se tranquiliza con ser solamente ama de casa, sino ayudar en la economía de su  hogar y por ejemplo aquí en Villa El Libertador hay muchos ejemplos, muchas compatriotas que tienen verdulería y sus esposos trabajan a la vez en la construcción y ayudan muchísimo a la educación de sus hijos y muchos de ellos están estudiando en la universidad y son profesionales. (Malena, vino de Sucre en 1964, tiene 48 años, se casó con un hombre boliviano en Córdoba y tiene tres hijas argentinas, es viuda)

Además de los aportes económicos que realizan, las mujeres bolivianas, tanto en Bolivia como en Argentina, contribuyen a la reproducción de sus identidades culturales. El manejo del ámbito doméstico y de la dieta, la enseñanza de la lengua materna, la inserción  en cierto tipo de actividades étnicamente características y el manejo de su vestimenta, entre otros aspectos, otorgan a las mujeres bolivianas un papel fundamental en la reproducción cultural. Los migrantes tienden a reproducir aquellos patrones culturales que les permiten preservar su identidad cultural, especialmente en contextos de discriminación y exclusión.

El estudio destaca también que las mujeres bolivianas que se desplazan hacia Argentina son víctimas de diferentes prácticas de discriminación y exclusión por su condición de mujeres y de migrantes, por su pertenencia de clase y su origen étnico. Si bien en los testimonios recogidos las mismas migrantes perciben la existencia de cambios en ciertas pautas culturales y expectativas en relación a sus contextos de origen, esto no simboliza cambios profundos en los roles y relaciones de género. La exclusión, la subordinación y la discriminación en todos los espacios de la sociedad siguen siendo las problemáticas más significativas que padece este sector de la población en la Argentina.
FONTE
DESDELSUR
INFINITAFM

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